Nace como un sueño de desarrollar en la zona urbana de Villa del Rosario, Norte de Santander, una granja integral auto sostenible, que permitiera mostrar un modelo de productividad para ser replicado en pequeñas extensiones de tierra, como una alternativa de subsistencia para la comunidad relacionada con las actividades agropecuarias.
Por otro lado, se diseñó modelos de herramientas básicos y rudimentarios para el funcionamiento de la granja, que además cumplen una función pedagógica y ecologíca en la relacion con el medio ambiente: generación de gas como fuente de energía en biogestor, manejo de residuos orgánicos en lombricario, transporte y manejo de agua para diversas actividades a través de molino de viento y fuerza de gravedad; manejo de agua lluvia.
También, desarrollar un parque en medio de la zona urbana que en poco tiempo se transformarán en urbanizaciones y gran cantidad de cemento, rodeando un nicho ecológico. Dentro de él, crear un ambiente natural como alternativa para desarrollar actividades académicas de cualquier tipo.
La pasión por los caballos heredada por varias generaciones motivó adquirir un número de ejemplares que hacía costoso su mantenimiento en alquiler de pesebreras y esta alternativa podría disminuir esos costos.
Se realizó una planeación con participación multidisciplinaria, decidiendo realizar la estructura en guadua, aprovechando la presencia en la región de artesanos conocedores de ese arte. La guadua fue transportada desde el departamento del Quindio. Se iniciaron trabajos a finales del año 2007.
La idea original contempló espacios para diversas especies y se inició con lombrices, conejos, camuros, cabras, peces, porcinos, diversas aves y por supuesto equinos.
Se desarrolló banco de proteínas con moringa, morera, yátago, mataratón, leucadena, que incluso llegó a ser visitado y elogiado por agrónomos y visitantes entendidos.
Con el paso del tiempo, el número de equinos fue incrementando y poco a poco fue desplazando al resto de especies, igual que al banco de proteínas. Hoy la mayoría de los espacios están ocupados por pesebreras, corrales y lo relacionado con el manejo de equinos. Así, terminó constituyéndose un criadero de equinos criollos colombianos, que en su corto tiempo de evolución, gracias a permanente estudio y equipo multidisciplinario, ha logrado algunos premios que son parte de la motivación actual.
En el curso de este tiempo han surgido diversas ideas, algunas de las cuales se han estructurado, otras están en curso y otras en estudio.
Recientemente, con el nacimiento de mi hijo y comenzando a tener contacto con la actividad de chalanería infantil y lo que ello despertó en mi, entendí que probablemente, todo este esfuerzo podría entenderse, explicarse y justificarse con el contacto que él pueda tener con este maravilloso animal y lo que pueda ayudarlo en su desarrollo y capacidad de ser un buen ser humano, miembro de familia y ciudadano.
Enero de 2013
Dr. Fernando Carrasco Blanco.